Diferencia entre motores inverter y convencionales: ¿cuál te conviene?

Cuando vamos a comprar un electrodoméstico como un aire acondicionado, una heladera o una lavadora, uno de los términos que más escuchamos últimamente es “inverter”. Suena moderno, pero muchas veces no sabemos exactamente qué significa o qué lo diferencia de un motor convencional. Así que, quédate leyendo que te explicamos la diferencia entre ambos.

¿Qué es un motor convencional?
El motor convencional es el de “toda la vida”. Funciona de una manera bastante simple:
- Tiene una sola velocidad fija.
- Cuando necesita trabajar (por ejemplo, enfriar un cuarto con un aire acondicionado), se enciende a máxima potencia.
- Una vez alcanzada la temperatura deseada, se apaga por completo.
- Cuando la temperatura vuelve a subir, se vuelve a encender. Este ciclo de encendido y apagado constante genera varios efectos:

- Mayor consumo eléctrico, porque cada vez que arranca necesita un pico alto de energía.
- Más ruido, ya que el motor arranca bruscamente.
- Desgaste más rápido, porque está sometido a muchos arranques y paradas.

¿Qué es un motor inverter?
El motor inverter trabaja con un sistema más inteligente:
- Su velocidad es variable, no fija.
- En lugar de apagarse y encenderse todo el tiempo, se mantiene funcionando de manera continua.
- Gracias a un sistema electrónico, ajusta automáticamente la potencia según lo que realmente se necesita. Por ejemplo, si entras en una habitación calurosa y prendes el aire acondicionado inverter, al inicio trabaja fuerte para enfriar rápido. Una vez que llega a la temperatura programada, reduce la potencia y sigue funcionando suavemente, solo gastando lo necesario para mantener el ambiente estable.

¿Cuál conviene elegir?
La respuesta depende de tu situación:
- Si buscas ahorro a largo plazo en la factura de luz y mayor confort, el motor inverter es la mejor elección.
- Si tu presupuesto es limitado y el electrodoméstico no se usará de forma intensa, un motor convencional puede seguir siendo útil.